Estos hunden sus raíces
en la Constitución de la OIT así como en la Declaración de Filadelfia, anexa a
ella. La comunidad internacional reafirmó el valor medular de estos derechos,
especialmente en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social celebrada en
Copenhague en 1995 y en la Declaración de la OIT de 1998 relativa a los
principios y derechos fundamentales en el trabajo y su seguimiento. Estos
derechos habilitantes hacen posible promover unas condiciones de trabajo
decentes y hacerlas realidad. La Declaración de la OIT sobre la justicia social
para una globalización equitativa, adoptada en 2008, subraya que la libertad
sindical y el reconocimiento efectivo del derecho de negociación colectiva son
particularmente importantes para permitir el logro de todos los objetivos
estratégicos de la OIT.
La existencia de
organizaciones de trabajadores y de empleadores fuertes e independientes y el
efectivo reconocimiento del derecho de negociación colectiva son herramientas
esenciales para la gobernanza del mercado laboral. La negociación colectiva es
un medio de alcanzar soluciones favorables y productivas en las relaciones
entre trabajadores y empleadores que pueden ser conflictivas. Proporciona
medios para generar confianza entre las partes mediante la negociación,
mediante la articulación y la satisfacción de los intereses diversos de las
partes negociadoras. La negociación colectiva desempeña esta función mediante la
promoción de una participación pacífica, integradora y democrática de las
organizaciones representativas de trabajadores y de empleadores.
Si la negociación
colectiva sigue revistiendo tanta importancia en el siglo XXI es por las
posibilidades que ofrece, al ser un instrumento potente para lograr un
compromiso entre los empleadores y los trabajadores con objeto de atender las
preocupaciones económicas y sociales. Puede reforzar la voz de las partes
débiles y reducir la pobreza y las desventajas sociales. Estos objetivos pueden
alcanzarse mediante la negociación colectiva para atender las necesidades de
las partes y promover acuerdos voluntarios que permitan sostener el bienestar
de las personas y las empresas.
El reconocimiento del
derecho a la negociación colectiva es esencial para la representación de los
intereses colectivos. Esta negociación se basa en la libertad sindical y da
cuerpo a la representación colectiva. Además, puede desempeñar un papel
importante para mejorar los resultados de las empresas, gestionar el cambio y
desarrollar relaciones laborales armoniosas.
La negociación
colectiva, como instrumento que propicia el acuerdo entre trabajadores y
empleadores sobre las cuestiones que afectan al mundo del trabajo, está
vinculada indisolublemente a la libertad sindical. El derecho de los
trabajadores y de los empleadores de constituir organizaciones independientes
es un presupuesto fundamental de la negociación colectiva y el diálogo social.
El derecho de huelga ha sido reconocido internacionalmente como un derecho
fundamental de los trabajadores y de sus organizaciones y como un corolario
indisociable del derecho de sindicación. Sin embargo, aún hay en todo el mundo
millones de personas que no gozan de esos derechos, e incluso cuando éstos son
reconocidos, siguen presentándose obstáculos para su aplicación. En algunos
países se deniega a determinadas categorías de trabajadores el derecho de
sindicación, se suspenden ilegalmente organizaciones de trabajadores y
empleadores, o los asuntos internos de éstas son objeto de injerencia. En casos
extremos, los sindicalistas son víctimas de amenazas, detenidos, e incluso
asesinados.
El ejercicio de los
derechos de libertad sindical y de negociación colectiva requiere un entorno
habilitante y propicio. Este presupone esencialmente la existencia de un marco
legislativo que brinde la protección y garantías necesarias, prevea
instituciones destinadas a facilitar la negociación colectiva y resolver los
conflictos que puedan presentarse, garantice una administración de trabajo
eficiente y, factor de suma importancia, potencie la existencia de
organizaciones de trabajadores y de empleadores sólidas y eficaces. Los
gobiernos tienen un papel capital que desempeñar para ofrecer un marco de esta
índole.
Por: Katerine Serna
Muñoz